lunes, 21 de mayo de 2012

Post 8. Defensa del azar: el poder de las plataformas de innovación

El azar no ha tenido buena prensa en el mundo de las organizaciones. Lo aleatorio incomoda y la racionalidad del management trata siempre de controlarlo o minimizarlo. A las organizaciones no les gusta jugar a los dados, que es lo que significa “azar” en árabe, pues lo consideran fuente de incertidumbre y riesgos, aunque Niklas Luhman afirmaba que “decidir es transformar la incertidumbre en riesgo”. Las organizaciones se han diseñado y construido precisamente como dispositivos de precaución y prevención frente a sus supuestos peligros. Las prácticas de empresa tradicionales y las políticas públicas de innovación también.

A pesar de la cultura del “brain storming” y otras prácticas de creatividad institucionalizadas, se ha apostado poco por situar al azar en el centro de los diseños organizacionales. Pero he aquí que en los últimos años, asociado al fenómeno de Internet no cabe duda, pero en general a las nuevas configuraciones modulares y recombinantes de las empresas y los sujetos a las cuales ya hemos aludido en otros posts, el azar comienza a ser considerado fuente de innovación y parte de los propios diseños organizativos. Es más, se considera que en contexto de una sociedad-red las innovaciones de mayor calado provienen del los choques aleatorios que, entre ideas, tecnologías, individuos, grupos e identidades, se producen en los espacios comunes a los que dan lugar las plataformas emergentes.

Una plataforma (del francés plata-forme) nos dice la señora María Moliner, es “un lugar llano más alto que lo que le rodea” o  un “armazón de tablas u obra de otro material que constituye un piso más elevado colocado sobre parte de otro. En otro sentido significa “Medio, por ejemplo para la adscripción a una ideología determinada que alguien utiliza para “encumbrarse”. Estos y otros significados aluden, como vemos, a algo que, a la vez que sobresale y se diferencia de su medio, sirve de base o de sustento para que alguien o algo distinto a la plataforma, realice algo. Una plataforma  constituye la condición de posibilidad para que determinadas “cosas ocurran”. Steven Johnson  las considera un elemento clave para la innovación y la generación de "buenas ideas". Desde los arrecifes coralinos hasta Twitter o Facebook, pasando por las presas que construyen los castores, estamos frente a estructuras o plataformas que favorecen las colisiones azarosas, fuente de creatividad e innovación.

Las plataformas idóneas para la innovación son aquellas que se van construyendo a través de capas apiladas, unas sobre otras. Esta superposición de estratos no obedece a ningún plan predeterminado pero van construyendo poco a poco hábitats físicos (barrera coralina) o virtuales (Twitter) que facilitan los encuentros aleatorios entre acciones e iniciativas heterogéneas. En caso de las plataformas virtuales se trata de capas sociotecnológicas que van construyendo un entorno donde pueden colisionar y recombinarse ideas y proyectos dando lugar a la emergencia de sistemas de una complejidad mayor. Twitter, que nació desde el principio como plataforma emergente, ha construido un sistema o red híper compleja a partir de las capas de aplicaciones que han ido construyendo y superponiendo otros diseñadores de software ajenos a la empresa o incluso utilizando y reciclando ideas provenientes de sus propios usuarios. No existe mente individual ni departamento de I+D+ i que pueda prever y, por lo tanto,  anticiparse a lo que pueda ocurrir en concreto a partir de los enjambres creativos que anidan en esa plataformas. 

Una organización puede también definirse en sí misma como “plataforma”, tal como lo hace Media Lab Prado en Madrid (o el Matadero y la propia Tabacalera, cada uno de ellos con sus peculiaridades) o, en plano internacional  lo hace este espacio de emprendedores en Canadá. Todos ellos son lugares de mediación entre iniciativas y proyectos. La planificación aquí, aunque paradójica, es la planificación del azar; la planificación de las condiciones de posibilidad para que, mediante lo aleatorio, “las cosas ocurran”, permitiendo que las piezas sueltas se activen en ecosistemas de innovación. Se trata de evolucionar desde un modelo organizacional temeroso del azar y las mediaciones  a otro que las acoge y las potencia como recurso creativo. Las mismas políticas públicas de promoción de la innovación deberían tomar nota de estas maneras de abrirse al azar, creando este tipo de plataformas. Como en la economía, debemos seguir jugando a los dados, a ver si tenemos suerte.

2 comentarios:

  1. Muy interesante el post; yo estoy trabajando sobre narrativas transmedia y he encontrado muchos elementos comunes ¿cuál es tu opinión?

    ResponderEliminar
  2. Hola Juana:

    Confieso que mi conocimiento de las narrativas transmedia es muy amateur. Pero la idea de extender una historia de manera transversal en diferentes soportes de forma tal que mediante un porceso aditivo y complememtario emerja algo nuevo es coincidente con el planteamiento de las plataformas de innovación que se describen en el post. Lo que no me queda claro es cuanta "servidumbre" u obediencia al guión lleva implícita esta técnica ni cuál es el porcentaje de participación creativa que les queda a los lectores. Y, sobre todo, qué grado de azar puedes soportar el sistema narrativo.Tampoco me queda claro si la modularidad de las plataformas se corresponde con una modularidad de las narrativas.

    En todo caso, me parece un tema muy interesante en el cual me obligas a profundizar. Un saludo y gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar